La mujer que baila la danza polinesia conecta con la naturaleza, con su
feminidad y poder, con el arte mágico que desprende la danza. No se puede apartar la mirada ante la belleza y suavidad de los movimientos de cada bailarina, que con sus caderas, simbolizan las olas del mar. Tampoco hacia la expresión de las manos que emulan las hojas, el viento, y los diferentes dioses. O la dulce sonrisa de la misma que invita a visitar cada isla. Todo ello convierte el Hula y el Ori Tahiti en una oda al aloha (amor) y a una cultura lejana y ancestral que hay que respetar... una danza sagrada transmitida con amor para quien desea recibirla...
Maya Tiare
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